De balas y zombies en The Walking Dead

Ya me he puesto al día con The Walking Dead, pues me quedé en el parón que hicieron en la 4ª temporada. Como prácticamente he visto todos esos episodios de tirón, he observado una serie de cosas de las que me he quejado continuamente y quisiera venir a comentarlas aquí ahora. Lo que vais a leer ahora son dos cosas en particular de la serie que me sacan bastante de quicio.

Que esta serie tiene altibajos constantes es algo de lo que todos nos hemos dado cuenta. Pasamos de capítulos con los que estamos todo el rato en tensión, a capítulos lentos y aburridos. Vale, puedo justificar alguno de estos momentos de bajón alegando que en este panorama post-apocalíptico también se van a dar situaciones de calma, no todo va a ser acción a chorros. Eso sí, esta calma no sucede después de la tormenta, sino durante la misma, pues no está exenta de tensión, la sombra de los zombies es una constante en el tiempo que viven estos personajes. Sigo con mi alegato. Podemos decir también que es necesario para el desarrollo de la trama y los personajes que se dedique un tiempo a analizar la lucha interna de alguno de ellos; sus desventuras en esa caótica realidad van fraguando una serie de cambios en ellos como individuos y les hace convertirse en personas muy alejadas de cómo eran antes del desastre. Con todo esto, lo que vengo a decir es que el hecho de que un episodio sea lento y aburrido no quiere decir que sea necesariamente malo, porque igual es necesario para el desarrollo posterior de la trama. Recuerdo ahora una especie de "episodio puente" en el que Rick mantenía una larga conversación con el Gobernador en un garaje, por poner un ejemplo. Fue un rollo tremendo, pero era imprescindible dedicar un tiempo a asentar las bases de lo que vendría luego, a establecer la verdadera lucha antagónica de esta serie, que no es la de zombies contra humanos, sino la que se produce entre esos supervivientes.

Ahora bien, lo que no excuso son las tonterías, capítulos en los que veo cómo los personajes pierden el tiempo en bobadas o se empeñan en hacer algo que claramente les va a perjudicar. Hay un ejemplo muy reciente y es el episodio en el que Daryl y la niñata que va con él se van en busca de alcohol porque la niña se quiere emborrachar. Si los guionistas pretendían mostrarnos el cambio de actitud de la muchacha (porque al final, después de tanta tontería al menos aprende algo) ya podían haberse currado un capítulo en el que no estuviéramos los espectadores llevándonos las manos a la cabeza cada dos por tres ante la tremenda temeridad que estábamos presenciando. Y es que cuando en esta serie un personaje actúa por cuenta propia pero poniendo en riesgo la seguridad de los demás, no lo soporto. 

Esta serie está muy bien hecha, vaya la verdad por delante, y consigue que nos pongamos en el lugar de esos personajes, que formemos parte del grupo e intentemos sobrevivir como lo hacen ellos. Por eso en muchas ocasiones, si algún personaje se ha dejado llevar por el miedo o el egoísmo, lo hemos sentenciado enseguida. Véase el caso de Andrea, la muy pava se dejó llevar por los encantos del Gobernador y nosotros en casa, como nuestras abuelas, le hablábamos a la tele, gritándole improperios contra Andrea. También, por ser parte del grupo, hemos sentido el mismo miedo, rabia o tensión que sentían todos. Recuerdo los capítulos en la cárcel, cómo se organizaron para entrar y salir o establecer turnos de vigilancia y me recuerdo a mí misma pensando en si habían cerrado la puerta o habían cogido las armas o demás precauciones. Quizá soy la única a la que le pasa esto, pero me he sentido una más entre ellos y es en este sentido en el que hay algo que me molesta en gran manera: el uso de las armas de fuego.

En las primeras temporadas de la serie me encuentro contando cada bala, sabiendo que son escasas y que cada una es muy importante. Hay que racionarlas y emplearlas con cabeza, evitando malgastarlas. Los tiros errados se lamentan mucho. De pronto, en estas dos últimas temporadas, esa filosofía ha desaparecido y ahora parecen tener munición infinita. En serio, no paran de malgastar balas, disparar por y para todo y no dejan de salir armas por doquier. Parece como cuando en los videojuegos usas algún truco para tener munición infinita. ¿Qué broma es esta? Es que ni aunque hubieran encontrado un arsenal inmenso, aun así deberían tener la cautela de no malgastar las balas. Pero no, parece ser que para que la audiencia no pierda interés hay que meter guerras absurdas en el guión y fuego cruzado por todos lados. Además, ya no sólo lo digo por la posible futura escasez de balas, ahora hablo de seguridad. ¿No nos habían mostrado en numerosas ocasiones que el ruido de los disparos atraía a los caminantes? Pues ahora parece ser que eso da igual, ¡disparemos, pues, al aire en medio del bosque donde pueden venir hordas de zombies a comernos! En fin, creo que he dejado claro mi malestar cada vez que pasa algo así en la serie. Por cierto, que siendo tan evidente que la katana es mucho más efectiva, no sé cómo no se arman de cuchillos, palos afilados y similares para atacar a corta distancia cuando tienen delante pocos zombies y se dejan ya de tanta pistola. ¡Ah, claro! ¡Si tienen balas para dar y vender! Pues entonces sí, que se permitan el lujo de disparar todo lo que quieran...nótese la ironía...

Y ahora la otra queja que quería poner de manifiesto, la de los zombies. ¿Cuántas veces habré oído a la gente decir que esta era una serie de zombies en la que apenas salían zombies? Me incluyo entre esas voces de protesta. La serie empezó muy bien en ese sentido, la amenaza de un ataque era constante y estabas con el corazón en un puño porque no tenían ni un momento de descanso, el miedo era casi permanente. Pero de pronto había capítulos en los que casi no teníamos acción y no salían caminantes y esa racha fue convirtiéndose en una constante en la serie. Cada cierto tiempo teníamos escasez de acción y de zombies, que se subsanaba con un episodio de final de temporada infestado de caminantes para contentar al personal. Al menos esa estaba siendo mi sensación hasta la mitad de la 4ª temporada, porque cerrada ya la trama de la dichosa guerra contra el Gobernador, comenzaron los episodios en los que veíamos cómo los grupúsculos que se formaron al separarse todos trataban de sobrevivir y eso implicaba zombies por doquier y buscar lugares para resguardarse. Menos mal, ya era hora.

Salvo alguna excepción puntual como la de un capítulo que ya he mencionado antes, toda esa serie de episodios han sido de los de quitarse el sombrero, aunque sé que a muchos no les han gustado, pero vuelvo a lanzar el alegato de antes. La serie trata de supervivencia y la amenaza ya no son tanto los zombies. Ver cómo se han defendido y desenvuelto los distintos personajes tanto física como psicológicamente era algo necesario. Además, verlos por separado nos ha permitido observar cómo han ido evolucionando y haciéndose cada vez más fuertes. Destacaré el episodio de las niñas pequeñas y la tremenda carga moral y emocional de lo que ocurre en él, ya sabéis a qué me refiero.

¿Y ahora qué? Bueno, pues creo que ha comenzado la 5ª temporada bastante fuertecita, con un capítulo de los de no pestañear para no perderte nada. Veremos cómo sigue la serie, pero parece que las quejas se han escuchado y el tema zombies ha quedado resuelto. De momento se me queda el tema de las balas que tanto me irrita por resolver, aunque igual es sólo cosa mía y soy yo la única que se revuelve en la silla cada vez que ve cómo malgastan balas, esas que parecen salir de la nada. En fin, ya me diréis si soy la única a la que molestan estos temas, pero me he quedado muy a gusto compartiendo esto con vosotros.

¡Hasta el próximo post!