¡Qué sorpresa me llevé al ver este documental! No esperaba salir de la proyección con una sonrisa de oreja a oreja y con unas ganas tremendas de llegar a casa para escuchar de nuevo las canciones de Sixto Rodriguez. Hoy quisiera transmitiros con mis palabras unas enormes ganas de ver esta cinta porque de verdad que quedaréis maravillados.
Ya nos lo dijeron antes de comenzar la proyección, la cinta se dividiría en dos partes. Comenzaríamos viendo una hora de búsqueda detectivesca, de un reportaje de investigación que parecía terminar cayendo en saco roto, pero pasaríamos a ser testigos de una última media hora en la que no podríamos evitar la sonrisa y la alegría. Y es que es este un documental sobre una de esas pequeñas grandes historias que tiene la vida.
Pequeña gran historia, así es como tengo a bien definir este documental, pues nos cuenta una historia muy peculiar y llena de momentos muy emocionantes. Hablaba antes de dos partes diferenciadas. La primera de ellas ya corresponde a una bonita anécdota, aunque nos deja con la sensación de querer algo más. Resulta que un músico americano de los años 70 grabó un LP que, no se sabe muy bien cómo, llegó a Sudáfrica y se convirtió en todo un éxito allí. Aquella música de una persona desconocida tuvo un papel muy importante en la vida de miles de personas allí en Sudáfrica en una época un tanto complicada a nivel social, pues recordemos todo el tema del apartheid. El caso es que la música de un tal Rodriguez, único dato que poseían, se convirtió en poco más que un himno de libertad. Y es posible que mientras os escribo estas cosas no entendáis muy bien por qué se convirtió en tal fenómeno, pero os aseguro que si veis la película os daréis cuenta enseguida del asunto, porque junto a lo que os narren estará continuamente de fondo la música sonando y podréis ver esas tremendas letras que tiene. Os repito que al llegar a casa no pude contener las ganas de buscar esa música que hasta ese momento era tan desconocida para mí. ¡Qué descubrimiento! Siguiendo con la historia, el caso es ese, que había en Sudáfrica un tal Rodriguez sonando en las radios durante años y triunfando y nadie sabía quién era. Y es entonces cuando dos fans, cada uno por su cuenta, deciden ponerse a buscar a ese misterioso hombre del que sólo conocen el nombre, su más que probable procedencia norteamericana y la terrible leyenda de que se pegó un tiró en directo en un escenario, acabando con su vida. Estas dos personas ya saben que su búsqueda no será completa, pues Rodriguez está muerto, pero quieren quitarse la espinita que tienen clavada y saber quién era aquella persona que escribía esas letras con tanta fuerza y tantas ganas de cambiar el mundo. Tras mucho buscar, empieza la segunda parte de este documental y no puede hacerlo de mejor manera. Atención que lo que viene ahora son spoilers.
Esta segunda parte es como un giro de 180º, es una sorpresa que aquellos dos fans no esperaban y que otra persona esperaba aun menos: el músico Rodriguez está vivo. Pero además de ser falsos los rumores de que se suicidó en directo, resulta que Sixto, que así se llama, no es conocido en su país, simplemente era un músico de bar que llegó a grabar tres LP con los temas que tocaba noche tras noche en un bar cualquiera de Detroit. Como decían en el documental, en América es un cero, pero a miles de kilómetros en Sudáfrica es un héroe (zero-hero en inglés). ¿No os parece una anécdota enormemente surrealista? Y ¡alto! todavía esto no ha acabado, porque durante la última media hora de esta cinta podemos ver cómo en el año 98 Sixto Rodríguez viajó con toda su familia a Sudáfrica para dar un concierto ante las miles de personas que le estaban esperando con los brazos abiertos. Él no se esperaba para nada semejante acogida y por eso es muy emocionante ver esta parte de la película, yo no pude evitar tener los ojos llorosos. Tremendo.
En fin, estas dos son las partes que componen este documental sobre una anécdota muy bonita, con una banda sonora impresionante, pues todas las canciones y letras de este hombre te ponen los pelos de punta. Pero por si fuera poco, no es toda esta historia la que acaba poniéndote un enorme nudo en la garganta, sino lo que vemos que pasa después, que este hombre ha vivido muy modestamente toda la vida y lo sigue haciendo. Para él toda esta aventura en Sudáfrica no fue una fuente de ingresos, todo lo contrario, no quiso lucrarse con nada de esto y sigue viviendo humildemente en Estados Unidos. De verdad, su calidad humana me llegó. Desconozco si a raíz de este documental su vida experimentó algún cambio en este sentido, pero me quedo con esa discreción que muestra en la película. Por lo tanto, os recomiendo todas las veces que haga falta Searching for Sugar Man porque seguro que no os dejará indiferentes. Y sólo me queda despedirme de vosotros dejándoos la música de Sixto Rodriguez. Genial.
¡Hasta el próximo post!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comenta y alimenta este blog