Sinopsis
Érase una vez un pueblo donde las noches eras largas y la muerte contaba su propia historia. En el pueblo vivía una niña que quería leer, un hombre que tocaba el acordeón y un joven judío que escribía cuentos hermosos para escapar del horror de la guerra. Al cabo de un tiempo, la niña se convirtió en una ladrona que robaba libros y regalaba palabras. Con estas palabras se escribió una historia hermosa y cruel que ahora ya es una novela inolvidable
Esta historia podría ser una más de las que ya existen sobre la Alemania nazi, pero la manera en la que está narrada y el pretexto que encuentra para contarnos lo que al fin y al cabo es la historia de una familia que vive la Segunda Guerra Mundial, hacen que este libro sea original y me haya gustado tanto. Mirad la sinopsis que he dejado más arriba, ¿no os ha parecido preciosa? A mí me cautivó enseguida y no me arrepiento para nada de haber empezado a leer el libro, porque lo que me he encontrado me ha dejado con la boca abierta.
No voy a engañaros, la historia, aunque suavizada y llevada por otros caminos más tranquilos, es una historia triste y bastante dura. Se sitúa en un pueblo alemán en los años 40, desde los momentos previos a la inevitable guerra hasta el estallido de la misma. Hay dolor, familias rotas, muertes, judíos tratados como perros, pero todo eso, aunque presente en todo momento, pasa a un segundo plano y la narración se centra en otras cosas. Quien nos cuenta toda esta historia es la propia muerte, cosa que ya hace diferente a este relato. Además, la narración se verá interrumpida cada poco tiempo porque la muerte nos da pistas o palabras clave, cosas que quiere resaltar porque son parte importante de la historia. Así que, por lo referente al estilo narrativo, me ha gustado cómo se ha desarrollado el libro.
En cuanto a la trama, ya he dicho antes que esta no es una historia más de las tantas que ya existen sobre esa época, reales o ficticias. Todo lo que sucede durante esa época lo veremos gracias a la historia de la ladrona de libros, Liesel, una niña que llega a una casa donde la acogerán unos nuevos padres. Todo el vínculo familiar que se crea es en parte gracias a que Hans, su nuevo padre, leerá con ella todas las noches y así Liesel aprenderá a leer poco a poco. ¿Y qué leerá? Pues cualquier cosa será bienvenida, pero habrá de ser "robada" antes. El primer libro al que se aferrará será aquel que supone su primer robo y es nada más y nada menos que El manual del sepulturero. No, no es ningún título que esconda alguna metáfora; es lo que leeis, un manual para los sepultureros. Las circunstancias del robo de ese libro son un tanto especiales y no quiero desvelarlas por si no lo habéis leído, pero sabed que desde ese momento los libros cambiarán la vida de nuestra pequeña protagonista. Y es que éstos van a jugar un papel decisivo en esta historia, incluso veremos lo importante que es aquí Mein Kampf, el libro que escribió Hitler, pero por buenas razones que ya descubriréis si os leéis el libro, no por ser la fuente de malas semillas que era.
No sólo los libros van a ser importantes en la vida de Liesel, sino las palabras que éstos contienen. La niña aprenderá a leer y a usar las palabras para varios fines, uno de ellos, el más emotivo, para regalarlas. Los vecinos del pueblo en el que vive abandonarán la terrible realidad para adentrarse en las historias que la niña les lee; las amenazantes bombas no sembrarán el terror si mientras su sombra acaece en el pueblo Liesel está leyendo un libro. Además de esto, las palabras serán semillas que se planten y algún día den sus frutos. No diré nada más, pero Liesel le debe mucho a los libros y a las palabras. Y todo porque la persona a la que más ama, su padre, le enseña la importancia de los mismos. Es recordar esas partes del libro y ponérseme los pelos de punta.
De verdad que esta es una historia muy bonita, a pesar de la tristeza que la rodea. Ahora me falta ver la película para ver si es tan emotiva como dicen. El libro lo ha sido, desde luego, y si ésta es la mitad de bonita que el libro, creo que la disfrutaré también. En fin, ya acabo. Os recomiendo su lectura, mucho.
¡Hasta el próximo post!
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