4 de 4. En cuestión de tres semanas me he leído los 4 libros de Albert Espinosa para el club de lectura al que asisto. Esta vez no propusimos una obra concreta, sino un autor y cada uno debía escoger el libro que quisiera de dicho autor. Al final nos hemos leído dos obras por lo menos, algunos como yo incluso hemos hecho pleno. Y es que ya dije el otro día que los libros de Albert Espinosa se leen en muy poco tiempo. Esta tarde tenemos la reunión, tendréis noticias nuestras en un futuro post que titularé "El experimento Espinosa", porque creo que a todos nos ha producido muchísimas sensaciones diferentes en muy poco tiempo. Si me leéis, sabréis que yo por ejemplo he pasado por extremos alabando y odiando su obra. En fin, me reservo todo ese comentario para el otro post. Hoy vengo a hacer mi especie de reseña de Brújulas que buscan sonrisas perdidas.
De nuevo un título llamativo, impactante, ingenioso. "Brújulas que buscan sonrisas perdidas". Quise pensar en un momento dado que los numerosos puntos suspensivos que aparecen a lo largo de toda la obra no eran sino la aguja de esa brújula que señalaba el norte, pero cuando llegué a la parte en la que se descubría el título del libro desistí. Puede que fuera eso, la contínua búsqueda de algo, pero se hicieron muy incómodos y cansinos hasta el punto de dejar de verlos como algo ingenioso. Y algo así es lo que me ha pasado con la obra de Albert Espinosa. Lo que al principio me parecía genial, me ha llegado a saturar un poco.
No es que Brújulas que buscan sonrisas perdidas sea otra decepción como Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo. Todo lo contrario. En este libro me he reconciliado de nuevo con Albert Espinosa tras el mal sabor de boca que tuve el otro día. La historia es bonita, tiene mucho sentimiento y me gusta. Nuestro protagonista regresa a la casa de su niñez porque su padre está enfermo de cáncer y alzheimer y se está muriendo. Nunca se ha llevado bien con su padre o sus hermanos, ninguno llegó a superar nunca la muerte de la madre ni a perdonar a su padre que estuviera tan enfrascado en su trabajo como director de cine. Ahora Ikaitz, que así se llama el protagonista, regresará y encontrará las respuestas de una vida llena de dudas e inseguridades. Y para orquestar todo este montón de sentimientos perdidos y encontrados (mira por donde lo de la brújula va a ser una metáfora genial) tenemos a un padre que volverá a ejercer de director de esa película que es la vida de Ikaitz.
Hay muchas cosas que no comparto en esta historia tan bonita (atención, SPOILERS). Por ejemplo, por mucho que su madre no quisiera que sus hijos vieran cómo se suicidaba, la historia de los anillos no me parece para nada adecuada. ¿Es que esos padres no se daban cuenta de que haciendo eso iban a enfrentar a sus hijos entre sí? Esos niños han crecido odiándose, su relación no ha vuelto a ser la misma por culpa de la mentira y la duda que sembró su padre en ellos con el tema de los anillos. Con lo bien que estaban jugando al fútbol juntos momentos antes... Y ya no sólo se enfrentan los hermanos, sino que le cogen un odio tremendo al padre, hasta el punto de que nadie quiere saber nada de él. ¡Se han amargado la existencia de una manera bestial y totalmente innecesaria!
Pese a que el aspecto que acabo de comentar sea parte del eje de la obra y contribuya a articular la historia que tenemos en este libro, ésta me ha gustado bastante. De nuevo Albert Espinosa ha ido desnundando al personaje, que poco a poco iba contándonos cosas sobre él mismo de manera no cronológica. Pero esta vez esa manera de narrar los hechos me ha gustado tanto como en Si tú me dices ven lo dejo todo...pero dime ven. El protagonista me ha caído bien, he conectado con él desde el principio, y ya no sólo con él, sino con todas las personas que le han marcado y de quienes nos iba hablando poco a poco.
En fin, otra novela más de Albert Espinosa con grandes frases y reflexiones, con una bonita historia bien narrada y con grandes dosis de originalidad. Sí es una novela que recomendaría porque es de las que gustan y llegan al corazón. Vuelvo a reconciliarme con Albert.
¡Hasta el próximo post!
Hola Miriam:
ResponderEliminarNo puedo opinar completamente porque yo no me lo llegué a leer, estoy todavía a medias!
Estoy de acuerdo contigo con el episodio de los hijos y las riñas por los anillos, pero el desencadenante que me hizo dejar de leerlo fue cómo trata la historia de su mujer y el accidente que tuvo. Ese punto para mí fue terrible de vivir. Podría ser porque en mi familia, un familiar perdió drásticamente a su pareja este verano, y cuando lo leí, no podía soportarlo.
Cambié de libro y acerté (Toda la verdad sobre el caso Harry Quebert). Estoy ansiosa porque te lo leas, porque de éste tengo mucho que opinar, aunque no escribí post sobre él. Pero sí que me gustaría ir compartiendo tu opinión sobre él y además, al ser tan largo, poco a poco, y así lo voy reviviendo. Si te parece, claro.
Puede que algún día me lo vuelva a leer, pero como te dije, a mí Albert al final me dejó mal sabor de boca, porque el primero que leí fue "Si tú me dices ven..." y es tan bonito, que cualquier otro no me parece igual.
Bueno, sigue siendo un placer seguir compartiendo lecturas.
Feliz domingo!!!
Creo que ahí va a residir la clave de todo, que "Si tú me dices ven..." es tan bueno que los demás no pueden compararse. Ya lo comentaré en mi próximo post, pero me alegro de haber leído su obra en el orden en el que lo he hecho. Eso sí, leérmelos tan seguidos, con tan poco tiempo de diferencia, me ha pasado factura. A ver esta tarde qué les ha parecido a mi compañeros del club de lectura.
EliminarSobre el libro que me dices, el otro día traté de buscarlo en la librería, pero no recordaba el nombre completo ni el autor. Lo leeré, aunque de momento hay cola, que estoy con los que saqué de la biblioteca la semana pasada.
En fin, gracias por leerme y compartir también tu opinión sobre el libro. Si algún día te animas a terminar "Brújulas..." descubrirás una historia con mucho sentimiento.
Saludos!