Personajes eternos, historias infinitas

Este blog se va a vestir hoy de gala por si acaso se presentan por aquí unos cuantos invitados de honor. Y es que esta mañana por fin he dado por concluidas mis pruebas en estas oposiciones con el último de los retos a los que me enfrentaba: la defensa de mi programación didáctica, así como la presentación de una unidad didáctica que he elegido al azar. Para presentar ambos proyectos he optado por el camino más cómodo para mí, aquel que empleaba las cosas que más me gustan para darle forma al discurso y convertirlo en un cuento. Así pues, me he servido de las historias y he expresado mi intención de escribir la más bonita de las historias en el marco educativo, aquella que los alumnos recordarán siempre. Y hablando de escribir ha sido inevitable mencionar este blog a los miembros del tribunal, pues todo lo que aquí reflejo también forma parte de mi experiencia docente. Trabajo y aficiones (que no vida privada) se juntan para hacer que cada día sea especial. En fin, de ahí que esté ahora tratando de adecentar esto un poco, por si acaso se pasaran por aquí a echar un ojo. 

Pero dejando eso a un lado, voy a perder ahora un poco las formas y gritar a los cuatro vientos lo que ansiaba que sucediera y ha sucedido: 

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ESTOY DE VACACIONES!!!!!!!!!!!!!!!!!

Y añado: 

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡POR FIN VOY A PODER ACTUALIZAR EL BLOG COMO ANTES!!!!!!!!!!!!!!!

Efectivamente, todo esto se traduce en que os voy a dar la lata durante este verano y mucho. No sabéis la cantidad de posts que tengo a medio escribir, esperando a ser terminados y publicados. Y es que durante estos meses de enfermedad y oposiciones he podido hincar el diente a numerosas obras, tan buenas que me moría de ganas de reseñarlas. Así que nada, he vuelto y para quedarme.

Ahora tan sólo quisiera despedirme con la introducción que he leído hace un momento en un cómic que he comprado esta mañana, el tomo número 2 de la edición de lujo de Fabulas de Bill Willingham. Mientras lo leía no he podido evitar esbozar una sonrisa, pues hablaba justo de aquello que he defendido yo esta mañana: las historias. ¡Qué casualidad! Os transcribo yo misma el texto porque no lo encuentro por internet, espero que os guste:

La hora de las historias
¿Qué define a la humanidad? Olvidaos de esos bobos nombres científicos como Homo erectus. ¿Y qué si podemos caminar erguidos? Los osos también pueden hacerlo. Los monos, los castores, las ardillas, los bichos y los pájaros pueden hacerlo. Los pingüinos, los emús y una docena de especies de pájaros incluso dejaron de volar para hacerlo. Mi gato puede dar un par de pasos (y dejad que os diga que está adorable cuando lo hace). Incluso los lagartos pueden correr sobre dos patas, para cortejar a las damas e intimidar a los enemigos. Quizás lo hacemos mejor que un oso, pero la habilidad de andar sobre dos patas no es exclusiva de la raza humana.
No, lo que nos hace especiales y nos separa de las otras bestias es nuestra capacidad para inventar historias.
Contamos historias para vivir, para amar, para prosperar y para fracasar. Una casa no se construye hasta que alguien, el arquitecto o el viejo sabio del pueblo, cuenta antes la historia de cómo se construirá. Y el arquitecto ni siquiera empieza su historia hasta escuchar de boca de la joven pareja, ansiosa, asustada, nerviosa y emocionada, la historia de la clase de hogar que quieren. O hay historias dentro de historias, o no se hace nada.
El dinero no es real. Es una historia que nos contamos unos a otros para convencernos de su valor. Una ficción pactada. Las leyes que nos gobiernan son las historias que nos contamos sobre la clase de gente que queremos ser... o que esperamos ser. Y nuestras historias importan. Interrumpid la historia rompiendo una de esas leyes (probad con una de las grandes, solo por diversión) y ya veréis lo importantes que son. Todo camino y cada paso que se da por él empieza con una historia.
Y no solo la parte práctica de nuestras vidas se rige por las historias que contamos. Nuestras ficciones nos mueven a hacer grandes cosas, cosas que merece la pena hacer por la única razón de que hay poesía en nuestro interior. Soñamos antes de hacer las cosas. Generaciones antes de poner el pie físicamente en la Luna, los narradores ya nos habían llevado hasta allí. En el pasado remoto, nos inventábamos historias sobre imposibles continentes perdidos como Lemuria y Hy-Brasil, y luego fuimos y los encontramos de verdad. Las historias preceden a todo lo que hacemos. Esa es nuestra naturaleza más básica, y no podemos evitarla por mucho que lo intentemos.
[...]
Y, ya que estamos, no olvidemos que, solo porque estos personajes sean magia o historia pura con forma humana, eso no significa que sean meramente fantasía. De hecho, son tan reales como nosotros. Todos y cada uno de nosotros, ficticios o no, somos miembros de la especie Homo fabula: la gente que cuenta historias."

¡Hasta el próximo post!