viernes, 17 de enero de 2014

Libro: "El mundo amarillo" de Albert Espinosa

 Me dijeron que sería una lectura dura. Algunas personas incluso me confesaron haberse sentido de mal humor al leer el libro. Otras, que habían sacado cosas muy buenas de él, a pesar de versar sobre un tema nada agradable. Hoy he terminado de leer Un mundo amarillo de Albert Espinosa y ya entiendo todas esas opiniones.

El tema es delicado: el cáncer. Es la experiencia del propio autor, enfermo de cáncer desde los 14 hasta los 24 años de edad. Son las palabras de alguien que ha pasado en el hospital una época muy particular de su vida, esa en la que las personas vamos madurando. Pero son las palabras de alguien que, al fin y al cabo, ha superado la enfermedad y que, además, ha crecido con ella, por eso su relación con el cáncer es especial, le ha marcado por siempre jamás y desde una edad muy temprana. No todos afrontamos y vivimos las cosas buenas o malas que nos pasan de la misma manera, y mucho menos aun en diferentes etapas de nuestra vida, pero a eso iré luego. El caso es que me he encontrado en general ante una lectura amena, con un principio y un final un tanto peliagudos, pero con un desarrollo central magnífico del que he aprendido muchas cosas. Iré por partes, como hace Albert en el libro, y hasta me dejaré el tema de los amarillos para el final, al igual que hace él.

Voy a quitarme de encima el tema peliagudo. Decía que algunas personas me han contado lo mal que se sintieron al leer la obra y creo que las entiendo. El libro empieza fuerte, tenemos la dura confesión de Albert Espinosa diciéndonos algo así como que el cáncer le gusta y le ha hecho sentir feliz. Mal empezamos, pues esa elección de palabras puede herir (y hiere) susceptibilidades. De hecho, continúa y dice que para él cáncer y felicidad sí pueden ir en la misma frase. Confieso que me chirriaron un poco los dientes conforme iba leyendo eso y veía que, lejos de intentar arreglar el desaguisado, Albert hundía más el dedo en la yaga. Sin embargo, romperé una lanza a su favor y diré que creo que se ha expresado mal. El tirón de orejas se lo lleva por haber escrito semejante frase, pero creo que en el fondo ha querido decirnos que a él el cáncer lo marcó de una manera tal que ha sacado algo bueno de esa experiencia. Era poco más que un crío cuando empezó con hospitales e intervenciones, llegando a perder partes de su cuerpo, y lejos de sentir miedo o sentirse mal se hizo más fuerte. A él la frase de "lo que no te mata te hace más fuerte" le viene como anillo al dedo. Por lo tanto, creo que lo que ha querido decir es eso, que "gracias" a su enfermedad se ha convertido en la persona que es ahora, una persona que en este libro nos habla por boca de otros, a través de las enseñanzas que aprendió durante su estancia en el hospital. 

Pero tal y como he dicho antes, este testimonio no es igual en todas las personas. Lo que para él ha sido enriquecedor, no tiene que serlo para otras personas que padecen directa o indirectamente (familiares y amigos) esta enfermedad. Al fin y al cabo, él superó su enfermedad, salió victorioso de esa lucha contra el cáncer, no todo el mundo tiene esa suerte. También era un niño, un niño que se hizo adulto en el hospital. Quizá una persona adulta en su misma situación no vea las cosas con los mismos ojos, porque tiene detrás una experiencia y una carga personal diferentes a la de un niño. Y lo mismo pasa con el final del libro. Éste también es delicado, pues trata sobre la muerte, y por mucho que justifique su opinión, no creo que todo el mundo la quiera ver así. En definitiva, tanto el principio como el final son la parte complicada del libro, porque son dos cosas muy subjetivas y que cada uno tomará de una manera según su propia experiencia. Salvando eso, nos encontramos luego con un libro diferente, optimista, con una serie de consejos para vivir la vida y alcanzar la felicidad. El cáncer no deja de estar presente en todo momento, pero ya aparece de otra manera. 

El libro es positivo de principio a fin, aun cuando trata las partes de las que os he hablado en el párrafo anterior. Nos dice Albert (le llamo por el nombre de pila y no por el apellido porque me ha parecido un tipo majísimo y cercano, no me sale darle un trato más serio e intelectual) que este no será un manual de autoayuda ni nada parecido, que él simplemente quiere transmitirnos las premisas que a él le han valido para llevar una vida feliz y próspera. Así que no voy a tratar este libro como un manual de autoayuda, sino más bien como una confesión entre amigos. 

Mientras lo leía pensaba que bien podía ser una entrada de blog, larga, pero un post que te animas a escribir un día reflexionando sobre tu vida. En ese sentido (y en otros muchos más), me he visto reflejada en él. He tenido una sensación muy extraña en muchas ocasiones y es que, salvo por el tema del cáncer, me he sentido como si fuera yo la que hablara por boca de él. Me expreso igual que él, de una manera muy subjetiva y sincera; la mayoría del tiempo el optimismo se adueña de mis palabras, algunos de los consejos que da los llevo poniendo en práctica desde hace mucho tiempo, vivimos nuestra vida con casi los mismos lemas, el número 23 nos encanta a los dos, y ya con el tema de los amarillos es como si me hubiera leído la mente. Vamos, que he flipado con muchas cosas por el enorme parecido con las mías. 

Consejos que van desde aprender a decir no, hasta modificar nuestra manera de caminar (suena raro, pero tiene su explicación). Todos ellos son frases que Albert ha escuchado decir a alguien a lo largo de su vida, ya fuera el médico, la enfermera, su compañero de habitación o alguien que pasaba por allí. Son frases sobre las que él ha reflexionado. Algunas quizá no fueron dichas con ninguna intención, pero me parece brillante cómo las ha reinterpretado y hecho suyas al convertirlas en lemas de su vida, en pautas a seguir. Una vez más me recuerda a mí, pues más de una vez he escuchado frases dichas casi al azar por personas que se cruzan en mi vida y las he dotado de mucha más fuerza que la que tenían inicialmente para poder aplicarlas en mi día a día. Albert Espinosa se expresa mucho mejor y no le hace falta decir en  ningún momento lo que yo os voy a decir ahora a modo de disculpa por este caótico párrafo: yo me entiendo. En fin, 23 consejos que poner en práctica, con su historia particular y su argumentación. Lo mejor de todo es que, como con cualquier otro libro, podéis hacer selección y quedaros con los que os gusten u os sirvan. Igual no estáis de acuerdo con todos, pero seguro que hay alguno con el que os quedáis pensando. Ahí es donde El mundo amarillo resulta enriquecedor.

Y ¿qué es eso del mundo amarillo? Si el libro se titula así, será porque es importante. Lo es, por lo menos para mí. A lo largo de la obra Albert nos irá describiendo qué es eso del mundo amarillo y de las personas amarillas, sus amarillos. Nos abre las puertas de su mundo, que creo que no es más que este pero visto con otros ojos, unos ojos más optimistas y más atentos que buscan amarillos, personas que le marcan en determinado momento, personas de las que se lleva grandes cosas, gente que puede estar o no presente, gente que lleva con él mucho tiempo o con la que ha compartido apenas un instante, gente con la que mantener una conversación gratificante. Los llama amarillos porque para él son una categoría superior a la de amigo, conocido o familiar. Pero por mucho que nos intente explicar este concepto de amarillo, creo que si no has tenido o tienes algún amarillo en tu vida, no puedes entenderlo bien del todo. A mí me bastó con la primera definición que hizo, enseguida me vinieron a la mente personas que cumplían esos requisitos. Visualicé a mis amarillos, con lo cual lo único que hice fue ponerle nombre al sentimiento que he tenido con esas personas. Conforme seguía leyendo explicaciones, más claro tenía el concepto acuñado por Albert Espinosa. Me siento como si hasta ahora tuviera ese mismo pensamiento en la cabeza, solo que él se me ha adelantado y le ha puesto nombre. Ahora sé que vivo en lo que él llama el mundo amarillo, pero si quisiera cambiarle el nombre para hacerlo más mío aun, seguiría siendo el mismo mundo. Mismo perro, distinto collar. 

En definitiva, os recomiendo su lectura, pero os advierto de que es duro en ocasiones, mucho más si habéis sufrido de primera mano una situación tan difícil como esa. A mí me ha gustado por las cosas buenas que he sacado de él, pero entiendo que no a todo el mundo le resulte tan enriquecedor como a mí. Ya no es una cuestión de gustos, sino de experiencia. En fin, sólo me queda animaros a participar y comentarme qué os ha parecido el libro, si opináis como yo y, sobretodo, si habéis visto ese mundo amarillo. Gracias por leerme.


¡Hasta el próximo post!

7 comentarios:

  1. Hola Miriam:

    Cuando te dije que el libro este era duro, era porque para mí lo fue. No tanto por el tema de la enfermedad, que lo es para cualquiera, sino más por el tema de que en esta historia real él cuenta cómo le afecta a él. Algún día lo entenderás, pero hasta que no eres madre, no es posible sentir eso que es tan difícil de expresar y tan fácil y rápido de sentir. No te digo más sobre eso. Pero por eso me "tocó" tanto y mi sensación no fue como esperaba.

    Por otra parte, al no ser el primer libro de Albert que leí, ya no me sorprendió tanto ni su forma de escribir ni su forma de pensar, con eso ya contaba. Estoy totalmente de acuerdo contigo en lo que dices de Albert Espinosa. Yo también me he sentido muy identificada con él y a veces me veo en él. Cuando escribo, estoy convencida que se me pegan cosas de él. Y, al igual que tú, también me he identificado con el mundo amarillo y mis amarillos, de la misma forma que tú lo has hecho. Quizás porque tú y yo somos amarillos mútuos? Yo creo que sí. No esperaba hacer esta confesión, pero hace tiempo que la sé y ahora creo que era el momento. :-)

    Y finalmente, decirte que cuando leas el tercer libro, Si tú me dices ven... te va a encantar. Es genial, no tengo más palabras para describirlo. Como de ese síq ue escribí una opinión, esperaré a leerlo y a leer tu opinión y las comparamos. Seguro que coincidimos en bastantes cosas, como nos ha pasado otras veces.

    Sigue siendo un placer compartir estos momentos virtuales y de lectura contigo.

    Un abrazo,

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    1. Hola Maria José,

      En primer lugar, te agradezco el comentario. Me has ofrecido otro punto de vista que no se me habría ocurrido nunca por razones obvias. Hasta ahora me había limitado a contemplarlo por el lado de la enfermedad en sí, puesto que sé que algunas personas que me han dado su opinión sobre el libro se han sentido mal precisamente por eso. Pero no se me había ocurrido verlo desde el punto de vista de una madre. Ayer por la tarde estuve viendo Pulseras Rojas, la serie escrita por Albert Espinosa y que refleja esa vida en el hospital. Me fijé en el papel de las madres a raíz de tu comentario y comprendí lo verdaderamente doloroso de la situación para cualquier madre, aunque no sean sus hijos los que estén enfermos. En fin, muy interesante tu aportación a esta discusión.

      Por otro lado está el tema del mundo amarillo. Es curioso cómo se puede pasar de la tristeza a la alegría tan rápido en este libro. Y para personas como nosotras es curioso tener esa sensación de estar conectando con el autor, tanto que parece que te estés leyendo a tí mismo decir las cosas que piensas. Bueno, quizá Albert se nos ha adelantado y ha sido el primero en sacarlas de su cabeza y confesarlas a los demás, pero el caso es que pensamos muy parecido. Y si tenemos esta simbiosis me parece a mí que vas a tener razón en lo que dices y es que somos amarillos mutuos. Qué curiosa es la vida a veces! Creo que sólo hablamos una vez en el instituto y ahora resulta que nos parecemos mucho. Tiene gracia que nos "encontráramos", virtualmente hablando, de casualidad en un post que escribí sobre un lugar común, unas paredes muy importantes para tí, un momento clave para mí. Y no sé tú conmigo, porque yo hablo de muchas cosas y a veces muy frikis, pero yo sí he sacado muchas reflexiones de las cosas que escribes en tu blog. Y de eso se trata, según nos dice Albert, de personas que de alguna manera te marcan en esta vida, aunque sólo sea por una frase que te han dicho en un momento determinado. Me alegro de haberlo descubierto. :)

      En fin, sigo con la lectura de su obra, con "Si tu me dices ven...". Anoche me leí medio libro de una sentada y ya tengo muchas cosas que decir. Me gusta lo que veo. En breve lo comentamos :)

      Hasta la próxima

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    2. Hola Miriam:

      Gracias por tu respuesta. Totalmente de acuerdo contigo respecto al mundo amarillo. Desde que leí "Si tú me dices ven..." donde habrás comprobado que no define a estas personas como amarillas sino que las llama perlas o diamantes, me dí cuenta que soy capaz de detectar cuando aparece uno en mi vida. Y es porque sencillamente, cuando aparece, me siento bien con esa persona y me aporta algo positivo.

      Por tanto, puedo decir que tú también me has aportado cosas positivas y por eso eres un amarillo para mí.

      Cuando lo acabes, lo comentamos, que ya tengo ganas.

      Un abrazo,

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  2. Se me han cortado palabras al publicar el comentario. Cuando hablo de porqué me afectó realmente, es porque habla de cuando era niño y en la historia tan dura y real los personajes son niños. Cuando eres madre, eso es muy duro de leer, y para mí lo fue.
    :-)

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  3. No sé cómo empezar a darte mi opinión sobre el primer libro de Albert Espinosa.
    Hace ya unos años que me lo leí aunque en breve le daré una segunda lectura.

    Yo me quedé con lo que aprendí sobre él: su fortaleza, su imagen sobre la amistad, su sencillez a la hora de expresarse y el modo en el que consigue que te sientas como parte de su familia, como si lo conocieras de todas la vida, tan cercano...

    Sobre el tema de su enfermedad... es algo que no me gusta tratar puesto que cada persona lo ve desde un punto de vista distinto haya tenido a su lado a alguien que ha pasado por esa enfermedad o no,

    Como él bien dice desde el principio, no se trata de un libro de autoayuda; si alguien lo quiere ver como tal, es cosa suya, pero lo que hace es contar cómo vivió su enfermedad y, por suerte, cómo pudo salir de ella.
    Es una enfermedad que te hace cambiar tu forma de vida siendo tú quién la sufras o alguien cercano a ti, sobreviendo a ella o no... La cuestión es que te cambia.

    No me voy a extender puesto que ya tendremos tiempo para ello pero, como alguien que ha sufrido la enfermedad de cerca y no con final feliz, te puedo decir que es un libro que me gustó mucho, lo cogí con mucha positividad pero también es cierto que no puedes evitar que te acabe afectando y hay que tener mucho ojo a la hora de recomendarlo.

    Hace poco tiempo una persona que está pasando una situación parecida con un familiar me preguntó que si se lo recomendaba tanto a ella como a su familiar y le dije que no porque es un libro duro y tienes que tenerlo un poco "superado" para entender su lectura y la realidad es que nunca se llega a superar pero aprendes a vivir con ello, no hay más.

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    1. Leí tu post de hace dos años y me gustó tu opinión de que él es un amarillo de aquellos lectores en los que deja huella con este libro. Si te has quedado con su fortaleza y ganas de vivir, eso es buena señal. Hay partes duras, pero hay que quedarse con las buenas. En fin, ya tendremos ocasión de comentar sobre todo esto en el club de lectura.

      Por cierto, tú y yo vamos a tener que irnos de cañas y tener nuestra tertulia aparte, que la última vez con el comentario de Historia de O nos dimos cuerda jajajaja Nos vamos a tener que salir del club de lectura para tener nuestro propio debate, cerveza en mano, of course. Disfruté mucho de la hora y pico que estuvimos el otro día mirando libros en Fnac :)

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    2. ¿Seguir comentando libros eróticos cerveza en mano? Me gusta tu sexy proposición ^^

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