miércoles, 13 de enero de 2016

Regreso a Hogwarts #1 - Harry Potter y la piedra filosofal


Comienzo hoy a escribir el primero de varios posts sobre Harry Potter. De nuevo he empezado a releer la saga entera y, tantas son las emociones que me producen ahora los libros, que me veo en la obligación de venir aquí a contaroslas. 

Regreso a Hogwarts por enésima vez, pero esta vez conociendo la suerte que finalmente corren los protagonistas. Habré leído La piedra filosofal como cinco veces, pues recuerdo que a partir de La Orden del Fénix, con cada libro nuevo que se publicaba volvía a comenzar la saga para refrescar la historia en mi memoria de pez. Cada una de esas relecturas me produjo emociones diferentes, pues siempre descubría algún nuevo detalle que antes me había podido parecer irrelevante. La de ahora es tan emocionante como las otras, pero esta vez ya conozco el final de todo y no puedo evitar entristecerme o alegrarme con ciertos detalles. Quizá en un futuro, cuando los vuelva a releer (porque sí, lo volveré a hacer) me aporten nuevas cosas y mis sentimientos sean otros para con ciertos aspectos, pues siempre va a haber momentos mágicos, nunca mejor dicho, y alguna que otra crítica negativa. En fin, no me enrollo más, volvamos ya a Hogwarts, el lugar más emblemático de esta fantasía creada por J.K. Rowling, y veamos cómo es esa primera incursión en el mundo de la magia.


Algo extraño está sucediendo en Privet Drive. La presencia de un gato que da muestras de pensamiento racional y la aparición de un anciano ataviado con extrañas ropas hacen que esta noche no sea como las demás en este barrio. En el número 4 de la calle, la familia Dursley duerme sin saber que su vida está a punto de cambiar para siempre. El cabeza de familia, Vernon, ha presenciado cosas muy extrañas a lo largo del día, gente vestida con túnicas ha salido a la calle como celebrando algo. Es en este marco de breves pinceladas de rareza, donde J. K. Rowling empieza a abrir huecos en nuestra visión del mundo para mostrarnos que la magia también está a nuestro alrededor. Sin embargo, lo peor de abrirnos la mente es que nos convierte a todos en muggles, nos enseña algo que nunca podremos ser. Son las dos caras de una misma moneda, pero ¡qué moneda!

Lo mejor de Harry Potter y la piedra filosofal es el principio, esa parte en la que conocemos a Harry, un muchacho huérfano y maltratado por sus tíos, y vamos descubriendo a la vez que él todo ese mundo mágico. Como él, nos mostramos curiosos y extremadamente sorprendidos al visitar lugares como el Callejón Diagón, Gringotts y, en última instancia, Hogwarts, el colegio de magia y hechicería y sus infinitos misterios. He visitado esos lugares montones de veces gracias a los libros y las películas, pero todas conservan esa sorpresa y curiosidad iniciales, el disfrute no sólo no disminuye, sino que según nos pille puede aumentar.


Una vez dentro del colegio, comenzará una magnífica segunda parte en la que, además de ir uniendo las piezas del puzzle que se nos plantea, el del misterio de la piedra filosofal, iremos conociendo cómo estudian los niños que tienen la suerte de estar en ese colegio. Nada tiene desperdicio. Bien podría Rowling escribir un capítulo entero sobre cómo hacer un hechizo de levitación que lo íbamos a leer con la boca abierta y sin aburrirnos. Embobados, esa es la palabra. Así estamos con cada detalle que nos va brindando la autora, desde cosas simples como los fantasmas que merodean por el colegio, los cuadros que se mueven, las ranas de chocolate, el ajedrez mágico, etc; hasta grandes detalles como el quidditch, el espejo de Oesed, el Bosque Prohibido, o la terrible historia del mago oscuro Voldemort y el miedo que infunde su nombre. De verdad, me estoy emocionando al recordar todos esos detalles, este libro es un diamante en bruto a pesar de ser tan cortito y de tener un misterio que se resuelve de manera un tanto atropellada y pueril desde mi punto de vista. De este último aspecto hablaré luego, pero lo que quiero manifestar ahora es que esta primera entrega de la saga tiene concentradas muchas cosas que veremos más y mejor desarrolladas a lo largo de los demás libros.

He mencionado a Voldemort, protagonista indiscutible de la saga junto al propio Harry, pero un personaje que se me antoja un tanto secundario en La piedra filosofal. Sí, se habla muy por encima de cómo tiranizó el mundo de los magos y, sobretodo, se nos da una pequeña explicación de cómo cayó vencido la noche que quiso matar a Harry y no lo consiguió, pero luego Voldemort no aparece hasta el final y tampoco es que su intervención sea demasiado reseñable, aunque eso es culpa de la manera tan rápida en la que Rowling acaba este libro. El peso del villano recae casi todo el tiempo sobre Snape por las sospechas que tienen de él, aunque luego se demuestre que en realidad era Quirrel, pero creo que Voldemort realmente aquí es sólo un nombre que infunde terror entre los magos pero, al igual que Harry, poco sabemos de él de momento. En otras palabras, lo único reseñable de Voldemort es su propio nombre, pues en el pavor que desprenden los demás ante su sola pronunciación podemos ver que se trata de algo muy muy serio y chungo de lo que esperamos saber más en futuras entregas de la saga.

Otro personaje que destaca muy por encima de los demás en este libro es Dumbledore. De él se dice que es uno de los magos más poderosos, si no el que más. También se dice que es el único a quien Voldemort teme. La primera vez que Harry lo ve en persona (pues antes ya había oído hablar de él y había visto una foto en el cromo de la rana de chocolate que compra en el tren) es en el Gran Comedor durante la ceremonia inaugural del curso. Ahí ya le infunde cierto respeto a Harry. No volverá a verlo hasta la noche en la que descubre el Espejo de Oesed, momento en el que tanto a Harry como a mí se nos revela como alguien que encierra muchos misterios. Y si la memoria no me falla ahora, saldrá de nuevo en el final del libro, cuando Harry esté en la enfermería, intervención que me ha llamado poderosamente la atención y de la que más tarde hablaré. Por cierto, me reservo también para después una de las cosas más tronchantes tanto de los libros como de las películas, los pucherazos de Dumbledore.

Para terminar de hablar de personajes, no puedo dejar de hablar de los alumnos de Hogwarts, en especial del trío de amigos protagonista y de su archienemigo Draco Malfoy. Cualquier niño o adolescente que comience a leer La piedra filosofal, además de disfrutar de lo lindo con todos los detalles de este mundo mágico, enseguida empatizará con Harry, Ron y Hermione porque realmente en este libro no se alejan mucho de la edad de ese tipo de lector y son igual de novatos que éste en lo que a magia se refiere, por lo menos Harry y Hermione. Pero al igual que los protas del libro, el lector aprenderá rápido y el disfrute irá in crescendo. Por tanto, todo un acierto por parte de Rowling el tratar de captar a un público más juvenil desde un principio. Ya vendrán libros más oscuros, pero creo que, al igual que los protagonistas, los lectores también crecerán y se harán lo suficientemente maduros para afrontar la cruda realidad. La vida es así, tanto la real como la de esta saga.


Volviendo de nuevo a la historia, sobre el final he de decir que quizá es lo que menos me haya gustado de este libro. Como ya he dicho, Rowling lo resuelve todo de una manera demasiado rápida. De un plumazo nos quitamos el enfrentamiento con Voldemort porque Harry se desmaya y nosotros con él. Cuando volvamos a abrir los ojos estaremos en la enfermería y entonces se terminarán de cerrar todos los frentes que abre esta historia con una breve explicación de Dumbledore llena de omisiones, pero con detalles con los que relamernos si ya tenemos la ventaja de saber todo lo que vendrá después. Harry tiene muchas preguntas y Dumbledore le avisa de que no podrá contestárselas todas, al menos no completamente, y que si hay algo que no debe saber, entonces no se lo dirá porque no quiere mentirle. Pues bien, entre las muchas preguntas y respuestas hay una que me llamó mucho la atención y me hizo pensar que era una mentira, pero luego lo pensé y es posible que no fuera así como imaginé a priori. Me explico. Es cuando Harry le pregunta por Snape, pues cree que éste le odia. Entonces Dumbledore le dice que no le odia, lo que pasa es que odiaba al padre de Harry, James Potter, porque le había salvado la vida y por eso, al sentirse en deuda con él, había tratado de salvarle la vida a su hijo durante todo el curso al darse cuenta de que Quirrel no era de fiar. Pensé que esto era una mentira y encima muy grave si el director del colegio le había dicho al principio que no le iba a mentir. Pero entonces recordé que Snape no le confiesa lo de Lilly a Dumbledore hasta varios cursos después, creo que cuando Dumbledore tiene la mano negra por el anillo-horrocrux que se pone en el dedo. Vamos, que me colé, pero ¿veis? por eso precisamente estoy disfrutando la relectura de la saga, porque puedo debatir conmigo misma sobre muchos detalles que en una primera lectura se pasan por alto.

¡Ah! ¡Los pucherazos de Dumbledore! Por muy mal que nos caigan los de Slytherin (aunque en este libro no destacan tanto como malvados como en otros, solo cuando se enfrentan a Gryffindor en el partido de quidditch y ni aun así quedan como la mala gente que en realidad son en general) lo que no se puede hacer es cometer la tremenda injusticia que perpetra el director del colegio cuando les hace perder la Copa de Casas al final del libro. Sí, dándole puntos a Harry y Hermione, está en realidad devolviendo a Gryffindor los puntos que le fueron sustraidos cuando una vez fueron pillados por los pasillos a medianoche. Y vale, a Ron también le da la misma cantidad de puntos porque también ha defendido la piedra filosofal, pero con esto empatan a puntos las dos casas. El tongazo viene cuando Dumbledore se saca de la manga una cantidad de puntos ridícula para Neville Longbottom. Chico, si le vas a premiar, dale la misma cantidad que a los otros tres y así no canta tanto la Traviatta. Pero dándole menos y alegando algo que me parece tan pobre, pone de manifiesto un trato de favor horrible hacia la casa Gryffindor. ¡Pero que es el director del colegio! ¿Qué mensaje le está lanzando a todos esos alumnos de Slytherin que se han ganado todos esos puntos a lo largo del curso haciendo méritos? Es injusto a todas luces. Habría quedado mucho mejor si por premiar a los tres de la piedra filosofal llegan a empatar y por primera vez se comparte el premio, o si con los puntos que les da Gryffindor no alcanza la victoria pero les alegra saber que la han rozado y el curso que viene tienen que esforzarse más. No sé, cualquier cosa menos un tongazo que haga que un cuarto de alumnos del colegio se vuelva a sus casas con mal sabor de boca y maldiciendo con razón. Lo mejor/peor de todo esto es que se volverá a repetir en otros libros, por eso me hace tanta gracia y lo denuncio.


Me he ido por las ramas, hace dos párrafos estaba hablando del final y me he entretenido con los detalles. Pero ahora sí, retomando lo del final, para mí este libro resuelve su misterio, el de la piedra filosofal, de una manera acelerada y, además, un tanto inverosímil e infantil. Probablemente estos no sean los adjetivos que mejor definan lo que opino, así que me voy a explicar. Creo que este es un libro juvenil en toda regla, sigue unas pautas marcadas por este género, tales como el ir dejando pistas o detalles muy evidentes que luego formarán parte de la resolución del misterio principal. Además, dicha resolución será posible porque el trío protagonista reúne unas cualidades que luego serán clave. Me refiero a que las pruebas para rescatar la piedra filosofal requieren habilidades que ¡oh, qué casualidad! poseen Ron, Hermione y Harry. Sí, se puede argumentar que es que Dumbledore lo dispone todo así porque sabe que ellos acudirán al rescate porque son clave en esta historia y bla bla bla, pero esta resolución del misterio es de manual, el puzzle se termina de encajar entero cuando estos tres ponen su talento a disposición, no antes ni tampoco prescindiendo de alguno de ellos. Por cierto, que si somos sinceros, lo de la piedra filosofal en este libro sale más en el título de la obra que en el propio libro. Es la aventura más chichinabesca y sin importancia de toda la saga, porque realmente la relevancia en esta historia la tienen otras cosas. Le sacamos la parte de la piedra y creo que nos queda la misma novela que nos roba el corazón. De verdad, cuando leía y veía que quedaban escasas páginas y que todavía no habían entrado en busca de la piedra, empecé a sospechar que Rowling se estaba quitando de encima ese muerto y terminando deprisa y corriendo esa trama para meter más chicha mágica y esperanzadora al final y terminar así el curso en Hogwarts. ¡Si es que la celebración del final de curso ocupa más páginas que la resolución de lo de la piedra!


Desconozco si Rowling tenía pensado todo lo que vino después o simplemente probó a ver si un mundo mágico así tenía éxito en el mundo editorial, pero aunque la propuesta es increiblemente buena y ya tiene pinta de estar bastante bien pensada, no es una obra ambiciosa en el sentido más peyorativo del término, pues de serlo no habría tenido una resolución tan ligera como acabo de comentar. En el buen sentido de la palabra, sí es ambiciosa porque abre las puertas a un mundo repleto de detalles que despiertan nuestra curiosidad y la elevan a lo más alto, queremos más, mucho más. En fin, pese a todo, Harry Potter y la piedra filosofal es la puerta de entrada a un mundo del que no querremos salir nunca, es un libro que nos da mucho más de lo que nos podamos imaginar, porque nos brinda la posibilidad de soñar con que un mundo mágico es posible. Historia "principal" chichinabesca, sí, pero un derroche de imaginación brutal y una sensación muy emocionante como no la ha habido en ningún otro libro de la saga. Y con este espíritu soñador voy a despedirme de vosotros hasta el próximo post que escriba sobre Harry Potter y la cámara secreta. Esto no ha hecho más que empezar...


¡Hasta el próximo curso en Hogwarts!

4 comentarios:

  1. Al parecer Rowling si lo tenia todo planeado, si no pues definitivamente tiene una pluma magica. Que ganas me dan de volver a leer esta saga, es mi favorita.

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    1. Siempre es un buen momento para leer Harry Potter. Te animo a que lo hagas :)

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  2. Madre mia Miri te has quedado a gusto. jajaja

    Recuerdo que no sabía nada de Harry Potter hasta que salió la primera película, Papá Noel me trajo el segundo y el tercer libro. El primero voló, normal, comenzó el boooooom.

    Lo del director Dumbledore no tiene nombre, cuando leía los libros muchas veces me quedaba no puede ser que ganen otra vez, ¿y los demás, no tienen derecho? Y como tu bien dices, ¿perdona? les das votos sacados de la manga, pero que injusto!! Si es que su Harry Potter era su ojito derecho, y bien que lo usaba cuando le convenía. jajajaja El personaje de Dumbledore nunca me ha gustado mucho.

    Sobre la señora Rowling, hace unos meses vi una película sobre ella, no sabía que era ella hasta que dijo quiero escribir un libro sobre un niño llamado Harry. No me preguntes como, pero la bombilla de mi cerebro se encendió y bingo, era sobre ella. Sinceramente parecía una peli de estas típicas de sobremesa, en la que el marido le pega (así comienza la historia) me quede en plan.¿pero qué me estas contando? jajaja Pues según la peli, la señora ya tenía el final y el principio!!


    besicosss

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    1. No sabía que hubiera un telefilm o algo así sobre J.K. Rowling, lo voy a tener que buscar, que me has dejado con mucha curiosidad jejeje
      Ainss, dentro de poco me haré maratón de las pelis, pero como aquel que nos marcamos, ninguno :)

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