jueves, 16 de abril de 2015

Mi crónica del V Salón del Manga de Alicante


No pretendo parafrasear a nuestro antiguo monarca, pero es que de verdad me llena de orgullo y satisfacción venir a hablaros hoy del Salón del Manga de Alicante, un evento en el que he participado como asistente en sus tres primeras ediciones y como voluntaria en su 4ª y 5ª edición. Estar a ambos lados me ha permitido vivir un salón diferente y ser testigo de un enorme crecimiento tanto en la calidad de las actividades propuestas como en la cantidad de asistentes. 

Desconozco las cifras oficiales de asistencia este año, pero cuando el domingo llegué a mi casa, el titular de una noticia del periódico decía que sólo durante el sábado había habido allí congregadas 20.000 personas. El año pasado el sábado, que es el día más fuerte, vinieron 10.000 personas. ¿Qué quiere decir esto? Pues que vinieron el doble de personas y eso, para quienes estuvimos el año pasado, es una cifra escalofriante. Pero ya no lo digo sólo porque no cupiera ni un alfiler, sino porque eso quiere decir que este evento gusta y crece en prestigio, porque de no ser así, no acudiría tantísima gente. Por tanto, ya es un hecho, el Salón del Manga de Alicante gusta y está creciendo a pasos de gigante.

Ese crecimiento de la asistencia está estrechamente ligado al crecimiento de la calidad de lo que allí se ofrece. Los organizadores del evento hacen mucho hincapié en que se trata de un evento cultural en el que se ofrecen actividades para todo tipo de público, de manera que no sólo acudan los otakus o fans del manga y del anime, sino que puedan venir personas completamente ajenas a este mundillo y disfrutar igualmente. Para ello se han preparado exposiciones, conferencias, charlas, talleres, manualidades, karaoke, los habituales concursos de cosplay, exhibiciones de artes marciales en un enorme tatami, videojuegos, etc. Vamos, que la oferta de actividades es muy amplia y toda esa diversidad de público de la que hablaba puede disfrutar del Salón del Manga a su manera. Sin embargo, creo que más allá de lo que se ofrece, hay algo más que hace que venga tanta gente, no sabría explicar bien el qué.

Algo debe tener este Salón del Manga para que, a pesar del calor, las colas, el agobio por no poder dar dos pasos en línea recta y los posibles inconvenientes que pueda generar el albergar a tanta gente en un sólo día, la gente no pierda la sonrisa y allá donde mires veas caras satisfechas o comentarios muy positivos en redes sociales. Es más, de verdad debe tener algo este salón para que una persona lo considere ese lugar especial en el que pedirle matrimonio a su pareja. Sí, hemos tenido este año una pedida de mano en el escenario principal, ¿no es bonito? ¿Veis a dónde quiero ir a parar? Ya no se trata de un mero Salón al que uno acude a pasar el rato; se está convirtiendo en un lugar especial para mucha gente, en un grandioso punto de encuentro anual tal y como sucede con grandes salones como el de Barcelona. Creo que no me equivocaré si digo que dentro de unos años este será un Salón a la altura de los grandes de este país.

Dejando a un lado los elogios, os voy a contar de mi experiencia personal este año pues, como ya he dicho antes, he sido voluntaria otro año más. Y lo primero que debo hacer en esta crónica es haceros una confesión: no he visto casi nada de este Salón del Manga. Me explico.

Ahí tenéis la razón por la que no vi casi
nada del Salón: ¡me fui de compras!
El domingo por la tarde, cuando pude darme un paseo por la zona de stands con mucha más tranquilidad, comprobé para mi horror que no me había dado tiempo durante los dos días a ver ninguna de las exposiciones que se hicieron. Tan sólo pude ver la espectacular armadura samurai que había en una de las vitrinas el viernes cuando fuimos a visitar el recinto. Tampoco pude asomarme un rato a ver cualquiera de las actividades que se desarrollaron en el escenario principal, únicamente me llegaban ecos del escenario 2 y gracias. Del tatami ya ni hablamos, lo vi montado y vacío, nunca pude acercarme a disfrutar de alguna de las exhibiciones. De los videojuegos no me quejo porque no son lo mío y no me habría acercado de todas maneras, pero donde sí me tiro de los pelos es con algunos stands de editoriales, las manualidades, el cosplay infantil, la conferencia de los Beatles en la cultura manga.... Seguro que pensaréis "¿cómo tiene la cara esta muchacha de elogiar un Salón del Manga que ni siquiera ha visto?". Pues veréis, más allá de mis fugaces paseos por todas esas zonas para en realidad no terminar de ver nada, eran las caras y los comentarios de la gente que iba cazando al vuelo los que me lo decían todo. Bueno, eso y las visitas que tuve en mi zona de voluntariado por parte de un montón de amigos y gente conocida. En general, todo eran comentarios positivos, maravillándose por el enorme espacio este año para todo, la variedad de actividades, la simpatía de la gente (sobretodo de los voluntarios, así que ahí comienzo a tirar flores de cerezo al aire), la mejor organización de la acampada, etc. Es por todo ello que creo estar en lo cierto cuando digo que este ha sido un Salón grande en todos los sentidos y no me ha hecho falta verlo todo para saberlo.

Con mis compis de zona

Y ahora sí, mi experiencia personal. No lo he dicho antes, pero estuve de voluntaria en la zona de las salas polivalentes, que es donde se daban las charlas. Habiendo aprendido de mis errores del año pasado, en esta ocasión me tomé todo con más calma para no estresarme y, sobretodo, aproveché algunos momentos libres que tenía para quedarme dentro de las charlas y descansar los pies un poco, pues el mío era un trabajo de permanecer mucho rato de pie e ir de aquí para allá en busca de cosas para los ponentes o tras la gente para que no se sentara en el suelo y bloqueara las puertas desde fuera. Por como lo digo puede parecer este un trabajo esclavo, pero para nada lo es, que nadie me malinterprete. No lo es cuando me pasé los dos días de Salón riéndome cada dos por tres con mis compañeros, hablando distraídamente con toda la gente conocida con la que me encontré, aprendiendo muchísimo en las charlas de mi zona a las que opté por entrar de oyente, conociendo a un montón de gente nueva y muy interesante, enorgulleciéndome cada vez que era de ayuda para alguien... Por muchísimos motivos, el cansancio no hizo mella en mí y disfruté de lo lindo. Bueno, también tuvo algo que ver que fuera con unas cómodas zapatillas jejejeje.

Como he caído enferma en estos días post-salón y lo de escribir aquí lo llevo un poco mal, me voy a guardar para otros posts todo lo que quería contaros sobre las ponencias a las que asistí y todo lo nuevo que aprendí en ellas. También os mostraré en otra ocasión las cositas que me compré, porque tiempo para pasarme por los stands de merchandising sí tuve mucho... ¡con razón no vi luego nada! ¡si cuando salía de mi zona era para irme de compras! jajaja. Por último, también organizaré un sorteo cuando la salud me lo permita porque compré unas cositas para sortear entre vosotros, mis lectores. En fin, esto es todo por ahora.

La tercera empezando por la derecha, esa que está de pie tapándose la cara al aplaudir, soy yo xD

¡Hasta el próximo post!

1 comentario:

  1. Me alegro muchísimo de que te lo pasases tan bien.
    Lo salones tienen ese efecto tan mágico, te lo pasas en grande y se te pasa el tiempo volando.
    Yo en el de Valladolid, estuve los dos dias con tacones, y al dia siguiente como una rosa, si es que cuando nos lo pasamos bien, todos los males se olvidan ;D
    Un besote
    Lena

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