martes, 4 de febrero de 2014

El experimento Espinosa

Lo prometido es deuda y aquí estoy para hablaros acerca del comentario que hicimos de la obra de Albert Espinosa en el club de lectura al que asisto y para brindaros mis propias conclusiones sobre esta locura a la que nos hemos lanzado con los ojos cerrados. Digo locura porque leer toda la obra (4 libros) de un mismo autor en tres semanas ha sido para acabar sacando humo por las orejas. Y es que Albert tiene un estilo y unos temas tan repetitivos que, como dice el refrán, lo poco gusta y lo mucho cansa.


 Me leí los libros en el siguiente orden (si hacéis click en los títulos iréis al post donde hablé de cada uno de ellos): 


He pasado de la adoración absoluta a aborrecerlo sobremanera de un libro para otro. Los dos primeros libros me gustaron muchísimo. Sacaban a relucir un concepto, el de los amarillos o las perlas, en el que yo había pensado alguna vez y al que no había puesto nombre nunca. Había encontrado en Albert a una persona que en cierto modo pensaba y veía la vida igual que yo. Si hay algo que le define es su enorme optimismo, cosa que comparto con él. Empecé, pues, a leerlo con ganas; era sencillo, directo, hablaba con total sinceridad (tanta que incluso se atrevía a decir cosas como que a él le gustaba el cáncer, motivo por el que le di un tirón de orejas en mi post sobre El mundo amarillo) y se mostraba una persona humilde, optimista y observadora. Digo esto último, lo de observadora, porque sus obras están llenas de frases y reflexiones que son fruto de lo que alguna vez le ha oído decir a otras personas. Desde que enfermó de cáncer con 14 años se ha dedicado a prestar atención a su alrededor y a quedarse con pequeñas cosas, en este caso en forma de conversaciones con las distintas personas que han pasado por su vida. Creo que esas personas le marcaron de tal forma que ha convertido sus palabras en intervenciones de los personajes de sus obras. Es más, creo que todos los personajes de sus libros son personas que él ha conocido de verdad; les ha añadido un fondo detrás para enriquecer la narración, pero creo que en esencia esas personas pasaron por su vida y le dieron tanto que los ha inmortalizado en sus libros. En cualquier caso, ese trato a las ideas en la obra de Espinosa me gustó cuando empecé a leerlo, eran cosas que se podían aplicar a nuestra vida. Por lo tanto, los dos primeros libros que leí me aportaron muy buenas cosas y experimenté muchas sensaciones diferentes al leerlos, todas buenas. Pero entonces leí otro más y la cosa se torció.

Tercer libro que me leía de él. De nuevo vuelvo a ver los mismos elementos narrativos y esta vez la historia no me termina de gustar. Catástrofe. Os adelanto ya que el último libro que me leí volvió a reconciliarme con él, pero tal fue el desastre con este tercer volúmen que nuestra relación ya no ha vuelto a ser la misma. 

Veréis, Albert Espinosa tiene un estilo muy personal a la hora de escribir. En El mundo amarillo me vi reflejada porque escribía de una manera muy subjetiva, como yo suelo hacer, pero abandoné un poco esa idea conforme ahondaba en su obra. Su prosa es un poco peliaguda porque emplea mal (o eso creo yo) algunas cosas. Y eso se le puede pasar por alto una vez, pero cuando lo ves repetido una y otra vez, esos defectos a los que al principio no dabas importancia se acaban haciendo tan grandes que ya es imposible disculparlos. Por ejemplo, toda su narración está interrumpida una y otra vez para contarnos cosas que han ocurrido antes y que de esta manera podamos entender las decisiones que toman los protagonistas. Cuando leí "Si tú me dices ven..." dediqué un párrafo enorme en mi blog a justificar este aspecto que mucha gente había criticado tan duramente, pues no lo veía como un defecto, sino como algo necesario porque el protagonista no estaba preparado para darnos ciertos detalles de su vida aun, estaba desnudando su alma poco a poco. Ahora mismo, leída toda su obra, creo que en ese momento traté de agarrarme a un clavo ardiendo y no ver lo que la verdad escondía, porque ahora creo que ese estilo es un gran entorpecedor de la lectura. Ese constante volver atrás no hace sino restar importancia a los hechos presentes, por mucho que resulten ser la justificación de esos actos. Como lectora, por culpa de esas cosas, voy perdiendo el interés por lo que sucede o directamente me pierdo y no sé de qué me está hablando ya. Sinceramente, y me duele reconocerlo a estas alturas, creo que los libros de Espinosa son bocetos de lo que podrían ser grandes historias. Es como si me pusiera a construir una historia, fuera llevando por un camino a los personajes, de repente quisiera justificar sus pasos y ampliar su transfondo y lo escribiera a continuación, simplemente para luego coger todo ese esbozo y construir una novela mucho más ordenada. Eso le falta a las novelas de Espinosa, coger esas ideas y ponerlas en orden. No hablo ya de orden cronológico, se pueden utilizar flashbacks o flashforwards y jugar con el tiempo, pero cierta claridad debe haber en la narración para que el lector no se confunda. Eso es lo que a veces buscamos en los libros, dejarnos llevar sin tener que pararnos a pensar demasiado y a hacer memoria. Resumiendo, repetir tanto ciertos aspectos narrativos le ha pasado factura a Albert Espinosa por ser motivo de tantas malas críticas.

Voy a hacer un punto y aparte para tratar el punto de los puntos suspensivos, valga la doble redundancia. A lo largo de sus narraciones su uso será frecuente, se dejará las frases a medias, rota su continuidad por culpa de esos vacilantes tres puntitos... Pero será en Brújulas que buscan sonrisas perdidas cuando abusará de ellos hasta el punto de resultarnos molesta la lectura. Ya lo dije en el post de dicho libro, creo que igual lo hacía por aquello de la brújula, porque los puntos indicaban una dirección, pero por muy bonito que quisiera hacerlo, lo cierto es que no los pierdes nunca de vista y resultan muy molestos...Por cierto, otro punto y aparte serían esos títulos tan largos y rarísimos de los libros o de los capítulos de los mismos, pero creo que mejor lo dejo a la interpretación de cada uno. A mí ya me han dejado en un punto intermedio en el que no siento ni admiración ni rechazo por ellos.

Siguiendo con el tema de la repetición de algunos elementos, si en el párrafo anterior hablaba de los elementos narrativos, ahora hablaré de contenidos. He podido observar cómo Albert Espinosa recurría a los mismos perfiles para sus personajes. Por ejemplo, todos han vivido siempre bajo la sombra de la enfermedad, bien fuera propia o de sus seres queridos. Los libros de Espinosa recogen una colección de enfermedades o defectos físicos muy poco convencionales: enanismo, alzheimer, cáncer o enfermedad de la sangre. Por tanto, la enfermedad es una constante en su obra y como influye tanto en los personajes, éstos tendrán una personalidad marcada, su manera de enfrentarse a la vida cambiará. Otro elemento que se reitera tanto en estos libros es la percepción de la figura paterna y materna. La mayoría de las veces el padre no es un buen padre o directamente no existe. El protagonista buscará la figura paterna en otros hombres que pasan por su vida. Sin embargo, la madre sí está presente siempre y será la persona más importante en la vida del protagonista. Es más, de su boca saldrán muchas de las palabras que el protagonista ha interiorizado y hecho lema de vida. Pasa como en la realidad, una madre siempre es importante y siempre tiene las palabras alentadoras y oportunas que necesitamos escuchar. Pero hay una cosa de la figura materna que me inquieta en estas novelas y es que las madres están muertas, ya no podrán seguir dando esos sabios consejos a sus hijos. Ignoro si la madre de Albert Espinosa falleció, pero no creo que este hecho sea casual en sus libros, algo de personal tiene que haber. De hecho, muchas de las cosas que nos avanza en el autobiográfico El mundo amarillo, aparecen en sus novelas posteriores, por eso no creo que sea un hecho dejado al azar. Por cierto, ya que estamos, me encantan esos pequeños detalles que introduce de manera sutil en sus obras, como el color amarillo, la palabra "pomelo" o el número 23. En ese sentido sí mima a su obra, dejando sus marcas personales escondidas a lo largo de las páginas para que cuando las encontremos, sonriamos. 

¡Ah! También haré aquí otro punto y aparte porque hay ciertos temas que también se repiten, pero prefiero no ser yo la que os hable de ellos. Me refiero a esos guiños y detalles que a muchos les ha hecho pensar en temas escabrosos como la pederastia. Creo que mejor os dejo los enlaces y que sean otros quienes os cuenten la doble lectura que han encontrado. Yo no he sido tan maligna al leer, pero entiendo que tienen algo de razón. Por tanto, leed aquí, aquí y aquí.

En fin, seguro que me dejo muchas cosas, pero así a grandes rasgos, ya he hablado del estilo narrativo y de los contenidos de sus libros. Ambos tienen en común la repetición, la omnipresencia de algunos elementos, y eso puede ser un arma de doble filo según mi opinión. En cualquier caso, soy consciente de haber cometido yo misma un gran error, que ha sido leerme tan de golpe los libros. No quiere decir que eso me vaya a pasar con otros autores, no tiene por qué. Pero teniendo el estilo tan curioso que tiene, con Albert Espinosa sí se puede uno llegar a saturar, sobretodo dejando tan poco tiempo de reflexión entre obra y obra. Mal por mí, pero como ya he explicado, hay cosas que no puedo justificar ni pasar por alto. Que no se me malinterprete, no estoy diciendo que sea un mal escritor ni que su obra no merezca ser leída, es simplemente que algunas cosas no me han gustado y se me han convertido en defectos enormes por leerlas tan seguido. 

Conclusión: os recomiendo sus libros, sobretodo Si tú me dices ven lo dejo todo...pero dime ven, pero dejad tiempo de reposo entre uno y otro, no vayáis a experimentar los mismos altibajos emocionales que yo. Estoy segura de que disfrutaré de su próximo libro gracias al tiempo, que todo lo cura.



¡Hasta el próximo post!



3 comentarios:

  1. Entre tú y yo hemos matado a este hombre XD XD
    Bueno, no hace falta que te diga mi opinión de nuevo porque anoche ya me centré en él desde un punto de vista más escabroso.

    El próximo libro que escriba Albert Espinosa debería titularse "Del amor al odio hay un paso... o mejor que os lo cuente mis puntos suspensivos..." XD XD XD

    La conclusión que saco con este hombre es que está lleno de frustraciones y la mejor forma que tiene de desahogarse es a través de lo libros y una vez vale, pero es que es más de lo mismo.
    Eso sí, los buenos ratos que nos ha dado no nos los va a quitar nadie ^^

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    1. Con este hombre podemos usar miles de refranes y dichos populares. Aquí va un fragmento conocidísimo de una canción: "Se nos rompió el amor de tanto usarlo" Creo que con eso lo resumimos todo jajajaja

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    2. Ah! Y sí, me quedo con los momentos que nos ha dado a todos comentando su obra jejeje

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